Un fragmento de vidrio romano antiguo, conocido como el „Vidrio Wow“, ha sido recientemente descubierto, exhibiendo una delgada pátina dorada que le otorga un brillo dorado único, similar a un espejo. Las propiedades ópticas especiales de esta pieza se pueden atribuir a la formación de cristales fotónicos durante el proceso de corrosión. Los cristales fotónicos, también conocidos como materiales de banda de brecha fotónica, son estructuras ordenadas de manera precisa que pueden bloquear ciertas longitudes de onda de luz mientras permiten el paso de otras. Estos tienen diversas aplicaciones en telecomunicaciones ópticas, filtros, láseres, espejos y dispositivos antirreflejos.

La coloración estructural, como se observa en fenómenos como las alas de las mariposas, las burbujas de jabón y los ópalos, se debe a la disposición de los materiales en lugar de la presencia de pigmentos o tintes. En la naturaleza, los cristales fotónicos son responsables de crear colores vibrantes e iridiscentes. Los investigadores están interesados en replicar estos colores estructurales para aplicaciones comerciales, pero escalar el proceso sin sacrificar la precisión óptica representa un desafío.

En los últimos años, se han adoptado varios enfoques innovadores para crear colores estructurales. Científicos de la Universidad de Cambridge han desarrollado una película basada en plantas que cambia de color y se enfría cuando se expone a la luz solar, lo que podría ser una solución de refrigeración energéticamente eficiente para edificios y automóviles. Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts han adaptado una técnica holográfica fotográfica del siglo XIX para crear películas cambiantes de color similares a los camaleones cuando se estiran. Estas películas tienen aplicaciones potenciales en el campo médico, incluyendo el desarrollo de vendajes que cambian de color en respuesta a la presión.

El „Vidrio Wow“ fue descubierto cerca de la antigua ciudad de Aquilea, Italia, un importante sitio arqueológico que solía ser un centro comercial bullicioso. El análisis determinó que el vidrio data del siglo I a.C. al siglo I d.C. La apariencia policromada distintiva del fragmento, cubierto con una pátina dorada de un milímetro de espesor, lo hizo destacar entre los 780 fragmentos de vidrio recolectados al mismo tiempo.

Este descubrimiento de vidrio romano antiguo proporciona más información sobre la ocurrencia natural y la reproducción de hermosos colores estructurales. Al estudiar las propiedades ópticas de estos cristales fotónicos, los investigadores pueden seguir desarrollando materiales y tecnologías que imiten y aprovechen los colores vibrantes que se encuentran en la naturaleza.