En su libro sobre el futuro de la inteligencia artificial, el profesor del MIT Max Tegmark presenta un escenario distópico en el que las máquinas adoptan objetivos perjudiciales para la humanidad si no logran comprender y alinearse correctamente con los intereses humanos. Aunque esto pueda parecer algo sacado de una película de ciencia ficción, nuestra propia especie, a través de la rápida expansión de la inteligencia humana, ha tenido un profundo impacto en el planeta y en otros seres vivos.
La humanidad, que alguna vez enfrentó un momento crítico con solo unos pocos miles de individuos remanentes, ahora representa el 36% de todos los mamíferos en la Tierra. Un 60% adicional está compuesto por animales como vacas, que son criados para el consumo humano. Solo un 4% son animales salvajes. Nuestro progreso ha resultado en la reducción del espacio para otros animales, lo que ha llevado a la sexta extinción masiva, la primera causada por una sola especie. Este evento de extinción no se limita a especies individuales, sino que afecta a ramas enteras del árbol evolutivo, con géneros que desaparecen a una velocidad 35 veces más rápida que en los últimos 65 millones de años.
Investigadores han encontrado que al menos un tercio de los vertebrados conocidos están experimentando disminuciones en su población y están siendo confinados a ecosistemas más pequeños. Por ejemplo, en el inicio del siglo XX había unos 10 millones de elefantes, pero hoy en día hay menos de medio millón, y muchos países ya no albergan a estas magníficas criaturas.
La pérdida de géneros enteros no solo perturba los ecosistemas, sino que también afecta la salud y el bienestar humano. La desaparición de depredadores en ciertas regiones ha llevado a un aumento en la población de ciervos de cola blanca y ratones, que son huéspedes de garrapatas que transmiten la enfermedad de Lyme. Además, la sobreexplotación de los recursos naturales y la destrucción de la biodiversidad contribuyen a la propagación de enfermedades entre animales y humanos, como se ha visto con la pandemia de Covid-19.
Conservar la biodiversidad e invertir en la protección de los bosques tropicales, donde se encuentran los niveles más altos de biodiversidad, es crucial para mitigar el colapso de los ecosistemas. Se necesita una acción urgente, acompañada de una inversión significativa, para evitar una mayor devastación. Si continuamos por nuestro camino actual, las consecuencias pueden ser mucho más catastróficas de lo que podemos imaginar.
Fuentes: Libro de Max Tegmark sobre inteligencia artificial, estudio publicado en PNAS, base de datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.