El asteroide Bennu ha captado la atención de los astrónomos debido a su tamaño y a su órbita, la cual se cruza con la de la Tierra, lo que lo convierte en un asteroide «potencialmente peligroso». Aunque la probabilidad de que colisione con nuestro planeta es pequeña, la NASA se encuentra realizando una misión para estudiarlo y comprender mejor el origen del sistema solar.
Según los cálculos más recientes del Center for Near Earth Object Studies (CNEOS), la probabilidad de que Bennu choque con la Tierra en los próximos doscientos años es de una entre 1.800. El acercamiento más peligroso está previsto para septiembre de 2182, con una probabilidad de choque de una entre 2.700 o un 0,037%.
En caso de que Bennu impacte contra la Tierra, el daño dependería de su velocidad y masa. Con un diámetro de 490 metros y una masa estimada de 74.000.000 de toneladas, se estima que liberaría cerca de 1.421 megatones de energía, equivalente a 28 veces la potencia de la Tsar Bomba, la mayor bomba nuclear creada por la humanidad.
Para estudiar y comprender mejor este tipo de asteroides, la NASA ha llevado a cabo la misión OSIRIS-Rex, que consiste en recoger muestras del regolito de Bennu (las rocas de su superficie) y traerlas de vuelta a la Tierra. Después de tres años de vuelo, la nave se encuentra en camino de regreso y se espera que las muestras aterricen este domingo.
Además, la NASA ha anunciado que extenderá la vida de la sonda para realizar otra misión, en la cual viajará al asteroide Apophis, que en algún momento se consideró peligroso para la Tierra. Estas misiones son fundamentales para diseñar estrategias de defensa y también para comprender mejor el origen del sistema solar y nuestro propio planeta.
La misión de la NASA nos brinda la oportunidad de estudiar y protegernos de los asteroides potencialmente peligrosos, al tiempo que nos ayuda a comprender mejor nuestro lugar en el universo.
Fuentes:
– Center for Near Earth Object Studies (CNEOS)
– Misiones OSIRIS-Rex y DART de la NASA