Durante mucho tiempo, los Países Bajos han tenido fama de contar con un clima empresarial favorable, de ser un buen lugar para las grandes empresas internacionales. Sin embargo, los Países Bajos se hunden en muchas clasificaciones. En el Ranking Mundial de Competitividad de la escuela suiza de gestión IMD, por ejemplo, del puesto 4 al 6.

Según esta lista, los Países Bajos no puntúan bien en inversión internacional y política fiscal. El problema de este tipo de clasificaciones, sin embargo, es que miran principalmente hacia atrás y se refieren a cómo eran las cosas, por lo que dicen poco sobre las tendencias actuales. Hoy, la Cámara Baja debate sobre el clima empresarial.

Nos hundimos porque nuestro clima empresarial está cambiando y deteriorándose, señala la organización patronal VNO-NCW. Según su presidenta, Ingrid Thijssen, los Países Bajos se enfrentan cada vez más a problemas que deprimen el clima empresarial desde hace unos años.

Entre ellos figuran la indecisión política en torno al expediente del nitrógeno, los crecientes problemas en la educación, la rigidez del mercado laboral, el estancamiento del mercado inmobiliario, la escasa capacidad de la red energética, la reducción del aeropuerto de Schiphol y el creciente sentimiento negativo en torno a las grandes empresas.

El favorable clima fiscal fue una de las principales razones para la localización durante muchos años. Los tipos bajos y los atractivos regímenes a medida hacían de los Países Bajos un país tentador para las empresas, pero desde hace algún tiempo está aumentando la presión fiscal. Para algunas empresas, Shell y Unilever, un motivo para abandonar los Países Bajos, no instalarse o abstenerse de expandirse.

La cancelación de la construcción por parte del gigante tecnológico estadounidense de un gran centro de datos cerca de Zeewolde se suma a la lista de cambios e incertidumbre. El Gobierno está en desacuerdo con los políticos locales por el consumo energético de la empresa en un momento de escasez y altos precios de la energía.

Otro ejemplo son las inversiones de los gigantes energéticos alemanes RWE y Uniper en nuevas centrales eléctricas de carbón. Estas llegaron en 2015 y 2016, en parte a petición del Gobierno. Pero desde entonces se ha decidido que no se permitirá la combustión de carbón a partir de 2030, por lo que las empresas energéticas afirman que les queda poca confianza. “Para un clima empresarial y de inversión saludable, es esencial un marco regulador estable y predecible a largo plazo”, afirma Uniper al respecto.

Límites al crecimiento
“Holanda se encuentra con límites al crecimiento por varios lados”, dijo Henk Volberda, profesor de estrategia e innovación de la Universidad de Ámsterdam.

En el Innovation Monitor de noviembre, elaborado por SEO Economic Research y la Amsterdam Business School, las empresas dan al clima empresarial holandés un 6,9, una valoración bastante positiva. Las empresas valoran positivamente las infraestructuras y la calidad de los servicios, la calidad de vida y la proximidad a los clientes, pero se muestran preocupadas por otros aspectos.

Por ejemplo, sobre la creciente cantidad de leyes y reglamentos en constante cambio y el entorno fiscal menos atractivo. También influyen la menor cohesión de la sociedad y la creciente polarización. Alrededor del 23% de las empresas se plantean deslocalizar sus actividades al extranjero y, en el caso de las empresas internacionales, la cifra asciende al 33%.

Nitrógeno
La crisis del nitrógeno y la incertidumbre normativa tampoco favorecen la economía ni el clima de inversión. Según el Ministro Van der Wal para la Naturaleza y el Nitrógeno, el Gobierno también es consciente de ello.

“La incertidumbre sobre la normativa provoca en parte que las inversiones privadas en sostenibilidad se cancelen o pospongan, justo cuando son urgentes. El establecimiento y el clima empresarial holandeses corren el riesgo de deteriorarse debido a la incertidumbre, con posibles consecuencias adversas para la cantidad y la calidad de los puestos de trabajo en los Países Bajos”, escribió el ministro en una carta parlamentaria.

La patronal VNO-NCW habla incluso de podredumbre concreta. Eso es llevar demasiado lejos a Volberda, pero la incertidumbre no es propicia, opina. “Los empresarios odian la incertidumbre. Al fin y al cabo, se trata de inversiones a largo plazo, para 10, 20 años. Quieren estar seguros de ello y todas las discusiones no contribuyen a ello”.

Por su cuenta
Piensa que, para muchas empresas, las leyes fiscales y los trabajadores del conocimiento son las principales razones para hacer negocios en algún lugar. “No es importante la cantidad de impuestos, sino sobre todo la estabilidad y la fiabilidad. Para saber a qué atenerse. En resumen, no más jugueteos con diferentes regímenes fiscales”.

Además, debe haber igualdad de condiciones para las empresas con los países competidores, y los Países Bajos no deben inventar normas por su cuenta, opina. “Nos estamos topando con los límites de nuestro crecimiento económico y queremos ser sostenibles y ecológicos, y debemos anticiparnos a ello ahora. Eso significa cortar nudos, hacer elecciones, tomar decisiones, para que las empresas y nosotros sepamos a qué atenernos”.