
Veinte segundos pueden ser casi imperceptibles para una persona, pero en la operación del Metro de Santiago marcan una gran diferencia. Si la empresa logra ahorrar ese tiempo entre el paso de un tren y otro en la Línea 1, la capacidad de su columna vertebral puede aumentar hasta en 8% respecto de los 46 mil pasajeros-hora que hoy moviliza -no sin dificultad- en los momentos de mayor demanda.